sábado, 14 de febrero de 2009

Carmelo

Nunca he visto este tipo de carmelo. Está envuelto en papel azul, como el cielo, y un gris brillante. Dice mello y piña.

Abrir el papel es abrir un regalo durante la navidad. También puede ser un río con el sonido de agua que se está moviendo a lugar muy lejos. O puede ser fuego, que está comiendo papel en manos anaranjados.

Me engaña este carmelo, porque es amarillo, pero el papel era azul. Tiene un olor dulce, pero breve, como jabón.

Se siente seco en mi lengua, y al principio, no tiene sabor. Pero, de pronto, yo experimento el sabor de piña muy fuerte, y eventualmente hay un jugo en mi boca, la dulce mezclada con mi saliva, y es como los jugos dulces de frutas que mi madre aquí me da en el desayuno. Me gusta el sabor, y no quiero morder el carmelo porque no quiero perder el sabor tropical.

Estoy muy lejos de mi hogar, de mi patria, donde se consumen mucha azúcar. Desde que llegué aquí, no he comido un carmelo, y este carmelo tiene mucho sabor. ¿Es porque estoy concentrado en la experiencia, o porque no he comido mucha azúcar aquí?

El sabor, un poco ácido ahora queda en mi boca. El carmelo tiene el tamaño de una nuez. Estoy masticando las partes pequeñas. El azúcar se queda en mi lengua, mis labios, en toda mi boca, y tengo ganas de limpiar mi boca. Todo lo que queda es la basura.

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